Cuando el PP pactaba con Bildu, PNV y CIU: Cataluña recibió más de 2.400 millones de euros a cambio de su apoyo al Gobierno de Aznar

Los partidos nacionalistas son expertos en obtener el máximo rendimiento electoral defendiendo a sus territorios. Permanecen o han permanecido en el poder durante muchos años mirándose el ombligo en una estrategia básica, con principios similares a los que seguidores que apoyan a un equipo de fútbol: somos los mejores. Ombliguismo no exento de pensamientos victimistas como “en España no nos quieren y van a saber quiénes somos nosotros”.

Parece lógico que los electores de una región apoyen con sus votos a quienes les defienden. Cuando sus representantes llegan al Congreso y sus votos son decisivos para sacar adelante proyectos del gobierno del Estado, aprovechan para obtener a cambio beneficios destinados a sus regiones. Un nuevo gol en el marcador de los nacionalistas que en este caso demuestran una cierta insolidaridad con otras regiones que no son decisivas en las Cortes Generales.

Los gobiernos de diferentes signos, PP y PSOE se han apoyado en estos partidos para gobernar: la derecha que ahora se rasga las vestiduras por el soporte de los nacionalistas a proyectos de Sánchez, olvidan que los gobiernos de Aznar, Rajoy y de numerosos dirigentes regionales del PP se apoyaron sin rubor en los independentistas. Hay que recordar aquellas palabras del presidente del PP en 1996: “Aznar admite que la independencia vasca es legítima si no se impone por la fuerza”. En las mismas declaraciones, Aznar aseguró que no se oponía al concepto de plurinacionalidad.

Ese mismo año, Partido Popular y CiU cerraron un pacto para aquella legislatura que terminaría en el año 2000 y que el partido nacionalista, que por entonces dirigía Jordi Pujol, cifró en 400.000 millones de pesetas, más de 2.400 millones de euros. Esa fue la cantidad que recibió Cataluña a cambio de su apoyo al PP durante aquella legislatura. Entre las concesiones, se incluía la cesión del 33 por ciento de lo recaudado en el IRFP, el 35 por ciento de IVA, el 40 por ciento de impuestos especiales y la cesión de nuevas competencias, en tráfico, desempleo y puertos. Al acuerdo se le llamó "El Pacto del Majestic”, debido a que fue cerrado por Aznar y Pujol en el Hotel Majestic de Barcelona. Pero, además del tema monetario, se incluyó una exigencia de Pujol: la destitución del líder del PP en Cataluña, Vidal-Quadras, detractor del modelo de inmersión lingüística impulsado por el “honorable” del tres por ciento. Aznar se bajó los pantalones ante el nacionalismo y eliminó a Vidal-Quadras.

Son también significativas en este sentido las palabras del alcalde del PP en Vitoria, Javier Maroto, en 2011, cuando sus iniciativas salían adelante con el apoyo de Bildu. El vicesecretario general del PP se mostraba firme partidario de “hacer política sin excluir a nadie”, como él mismo defendió en una entrevista, tras un debate de presupuestos: “He aceptado propuestas de PNV, PSE y Bildu; hay que buscar consensos con todos. Los políticos que no entiendan en este momento la necesidad de abrir puentes, que solo se puede ser útil en política hablando entre diferentes, quizá no deberían estar en la política de hoy”.

Con estos antecedentes llegamos a la política de hoy cuando el PP y Vox se rasgan las vestiduras ante el apoyo de los nacionalistas a cualquier iniciativa del actual gobierno que, por cierto, nunca recibe el apoyo de la derecha. Ni hay puentes, ni piensan que se deba “hablar con diferentes”. Esa reiterada falta de apoyo del PP, Ciudadanos y Vox a cualquier iniciativa del gobierno obliga a buscar pactos “entre diferentes” lo que aprovechan hasta la saciedad los líderes de derechas para afear los pactos del PSOE con los nacionalistas. Una estrategia desmemoriada que funciona al expandirla por todos sus medios.

En numerosas ocasiones, el líder PP en Castilla-La Mancha, Paco Núñez, le ha pedido a García-Page una insumisión con su propio partido e incluso que “firme ante notario que los diputados socialistas de la región no votarían con partidos como ERC”.

Olvidaba obviamente Núñez que el PP, además de con los nacionalistas catalanes, pactó también con el PNV y a cambio se otorgaron mejoras al Concierto Económico Vasco que ampliaba la recaudación de impuestos en alcohol, tabaco y gasolina. Entre otras concesiones, Mayor Oreja negoció con Xabier Arzalluz la devolución del patrimonio que durante la Guerra Civil le fue incautado al PNV. Pero esto no fue lo único: Aznar ofreció a Pujol la entrada de ministros de partidos nacionalistas en su gobierno, una oferta que CIU rechazó.

Hay quien no recuerda una historia muy cercana o hay quien no quiere que se recuerde.

DCLM